LAS CONTUSIONES

CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN 
Las contusiones son lesiones producidas por la acción de cuerpos duros de superficie roma que actúan sobre el organismo por intermedio de una fuerza viva. Según las características de los cuerpos contundentes y la fuerza viva con la que actúen, producirán lesiones de mayor o menor gravedad. 
El médico forense debe ser especialmente cauto a la hora de valorarlas pues por parte de agresor existe el interés de que dichas lesiones pasen desapercibidas. 
Los instrumentos contundentes son tan variados y frecuentes en el uso cotidiano que puede afirmarse que todos los elementos de su entorno y su propio cuerpo son susceptibles de ser utilizados como objetos contundentes. Así y con el fin de establecer una clasificación, podríamos dividirlos en: 
Instrumentos expresamente construidos y utilizados como objetos contundentes, para la defensa o el ataque: porra, guantes, martillo, etc. 
Órganos o apéndices anatómicos humanos que utilizados de determinada forma pueden convertirse en objetos contundentes: manos, pies, uñas, dientes, etc. 
Objetos o instrumentos cuyo uso habitual no es el concebido para contundir, pero que excepcionalmente o con el uso se pueden convertir en ellos. Posiblemente sean los más numerosos: bastones, martillos, barras de hierro, culatas de armas de fuego y, en general cualquier objeto cotidiano o no, de estructura rígida y con bordes más o menos romo: piedras, vehículos, etc. 
El mecanismo por el cual estos objetos actúan sobre el organismo o más concretamente sobre la superficie corporal es múltiple y en pocos casos aparece un solo mecanismo lesivo: 
Presión o percusión: cuando la acción traumática se ejerce de forma perpendicular a la superficie de contacto. 
Frotamiento: Cuando la acción viene de forma tangencial a la superficie de contacto describiendo un ángulo agudo. 
Tracción: Cuando se unen dos tipos de mecanismo como son la prensión y la tracción dando lugar en ocasiones a mutilaciones de apéndices como miembros dedos, pérdida de pabellón auricular, etc. 

Mixtas o complejas. 
Tradicionalmente, las contusiones se han clasificado: 
Contusiones simples. 
Contusiones complejas. 
Contusiones Simples Con Integridad de la Piel Equimosis Contusiones profundas Derrames de serosidad Derrames cavitarios Sin Integridad de la Piel Erosiones Excoriaciones Heridas contusas 
Contusiones Complejas Atropello Arrancamientos Caída Mordeduras Precipitación 
CONTUSIONES SIMPLES Y VALORACIÓN MÉDICO FORENSE 
Las contusiones simples debidas a la capacidad o no para producir una solución de continuidad, podemos dividirlas en: 
Contusiones simples con integridad de la piel, pudiendo darse cuatro tipos específicos de lesiones: 
Equimosis. 
Contusiones profundas. 
Derrames de serosidad. 
Derrames cavitarios. 
Contusiones simples con lesión cutánea, producidas porque el efecto contuso excede la capacidad de elongación y de flexibilidad de la piel es vencida, produciéndose una solución de continuidad. 
Erosiones. 
Excoriaciones. 
Heridas contusas.
Equimosis 
Son contusiones simples sin afectación de la integridad de la piel que se caracterizan por el dolor y el derrame, el primero por afectación de los nervios de la zona afectada y el segundo por desgarro de vasos sanguíneos o linfáticos. El tipo de derrame dará el color característico a la lesión externa visible en la piel y según el volumen del mismo derrame dividiremos las equimosis en: 
Equimosis como tal (llamado “cardenal”, “moretón”, “morado”). 
Equimoma (de mayor extensión). 
Sugilaciones o equimosis de succión, ovalados, por la acción del orificio bucal y que son típicos en relaciones amorosas. 
Petequias o equimosis en forma de punteado, muy habitualmente agrupadas. 
Hematoma o equimosis por colección de sangre en una bolsa subcutánea y rotura de vasos más importantes que en las anteriores equimosis. Su abultamiento y cambios de coloración (por degradación de la sangre) permiten hacer estudios médico legales que se verán más adelante. 
Bolsa sanguínea: hematoma de mayor dimensión, con relieve en la piel y posible evolución a formación quística endurecida. 
Las equimosis suelen aparecer en la zona donde actuó el agente agresor dio el golpe y su intensidad puede verse modificada en ocasiones, por factores individuales como ocurre en niños o ancianos, mujeres o personas con trastornos hemorrágicos. En su forma, las equimosis pueden ser redondeadas, alargadas, digitadas (por la acción de la mano o los dedos) o de forma cuadrangular, según la estructura del objeto usado en la agresión. 
Contusiones profundas 
Estas contusiones simples, con piel íntegra, se deben a la violencia aplicada a una zona del cuerpo sin estructuras óseas subyacentes, como ocurre en golpes sobre el abdomen. En estos casos, la piel puede estar poco afectada pero será en las vísceras internas donde se apreciarán la contusión resultado del traumatismo. A su vez, podemos distinguir: 
• Equimosis profundas: sobre todo en los músculos. Debe tenerse en cuenta que no se revelarán en la piel hasta dos o tres días después del traumatismo por lo que, si la víctima fallece antes, deberán examinarse bien en la autopsia los grupos musculares para comprobar que hubo la violencia sobre la zona. 
• Roturas viscerales: estas roturas pueden darse bien por la acción violenta directamente o bien por la acción indirecta de fragmentos óseos producidos por fractura durante la agresión. 
Derrames de serosidad 
Se conocen con el nombre de derrames de Morell-Lavallé y se producen cuando un traumatismo contusivo actúa tangencialmente sobre una superficie amplia del cuerpo, y la piel y el tejido subcutáneo se deslizan sobre una superficie resistente. El tejido que une la fascia a la piel se desgarra y esta se despega en una gran extensión. 
Este tipo de contusión se observa con frecuencia por el paso de una rueda de vehículos automóviles; afecta especialmente la cara externa del muslo y región dorsolumbar, es decir, regiones de piel fácilmente deslizable sobre una fascia resistente. 
En un principio no hay otros signos que los de la contusión superficial; a los 10 ó 12 días aparece la colección liquida formada por linfa con algo de sangre. La tensión que alcanza no es grande, pues es también escasa la presión del sistema linfático que la origina. Se percibe bien al tacto la sensación de onda (golpeando con un dedo en un extremo de la zona afectada, se percibe una “oleada” en la mano aplicada en el otro extremo). La linfa no se coagula, lo que explica la falta de tendencia a la curación por reabsorción espontánea de los derrames serosos. 
Derrames cavitarios 
Son contusiones simples con piel íntegra que ocurren cuando el golpe se da sobre una cavidad anatómica como abdomen o el tórax. El traumatismo producirá derrame de sangre (hemáticos) o serofibrinosos, que a su vez pueden ser inmediatamente posteriores al traumatismo o bien retrasarse en el tiempo lo que puede plantear problemas diagnósticos que relacionen la violencia contusa y el derrame. 
Erosiones y excoriaciones 
Son el resultado de contusiones simples sin integridad de la piel; generalmente se deben a un mecanismo de frotamiento que levanta las capas más superficiales de la piel. Se habla de erosión cuando la afectación es solo de epidermis y de excoriación cuando llega la lesión a la dermis, cuyo síntoma definitorio es la costra, que según su aspecto puede ser: 
Hemática de color rojo oscuro, cuando fundamentalmente se compone de sangre extravasada. 
Serosa o amarillenta, cuando se compone de derrame linfático. 
Serohemática o rojo amarillenta, por mezcla de sangre y linfa. 
En algunas ocasiones hablamos de erosión-excoriación es decir, una lesión (por ejemplo un arañazo lineal), que en sus extremos inicial y final es erosión y en el tramo intermedio excoriación. 
Heridas contusas 
Son lesiones, por definición, contusas simples, con solución de continuidad de la piel, cuyo mecanismo de producción es la superación del límite de elasticidad de la piel la cual se rompe cuando actúa el objeto agresor. Los agentes productores de heridas contusas, pueden ser: 
Objetos densos y de borde agudo pero no cortante tales como machetes, hachas, planchas de acero, tapaderas de cacerolas de acero, etc.
Objetos que actúan sobre una región ósea de modo que es el hueso el que rompe la piel de dentro afuera; así sucede en golpes sobre la región periorbicular, en otras regiones del cráneo o en las alas iliacas de la pelvis. Todas ellas áreas muy implicadas en la violencia femicida, las craneales sobre todo por la capacidad de mortalidad que implican. 
Las heridas contusas se caracterizan por sus bordes irregulares, contundidos, con puentes de unión entre los bordes por fibras titulares no rotas en la violencia y escaso sangrado por colapso de los vasos adyacentes. 
Cuando la violencia aplicada excede el límite de resistencia de huesos y estructuras articulares, podemos encontrar: 
Fracturas y fisuras óseas (de distinta consideración o gravedad) 
Luxaciones y esguinces (de diversas repercusión en la estática y dinámica de la articulación afectada) 
Hernias y protusiones de cartílagos intervertebrales. 
CONTUSIONES COMPLEJAS Y CONSIDERACIONES MÉDICO FORENSES 
En la violencia traumática productora de contusiones complejas participan dos o más mecanismos de producción (presión, percusión, frotamiento y tracción) e incluso por el agente etiológico que interviene se suele asociar con otros mecanismos lesivos no contundentes. Esto implica la producción, por lo general de un cuadro lesivo más grave que el visto hasta ahora y suele asociarse con una intencionalidad femicida. Dentro de este grupo se incluyen: 
Atropello. 
Caída. 
Precipitación. 
Arrancamiento. 
Mordedura.