¿PUEDE LA AUTORIDAD RESTRINGIR LA LIBERTAD?

No. La Autoridad no puede restringir la libertad. La libertad sólo puede verse restringida -a favor de la libertad misma- por la sociedad en razón de la sociabilidad natural de la persona humana que, como he dicho, en lugar de limitar potencia la libertad. El Estado sólo puede ser subsidiario en una sociedad determinada que a la vez debe restringir su capacidad de subsidiaridad. 
Bajo estos presupuestos conviene comprender la libertad de la persona individual en sociedad. 
La primera autoridad de la persona individual debe ser, ella misma, desde el natural desarrollo de su personalidad. Toda acción que limite su libertad es contraria a la libertad. Por eso, la autoridad personal, que procede de la libertad personal, potencia siempre la libertad. Cuando los actos libres restringen la libertad de una persona, aunque libre, la hace esclava. La persona humana puede ser esclava por la ignorancia, por la incultura, por la incapacidad de comunicarse con los otros, por la imposibilidad de ser parte del todo. Pero, igualmente, por el hambre, la sed, el vestido, la habitación, la droga, la sexualidad, la falta de compromiso con los demás, la ausencia de responsabilidad en relación con las compromisos contraídos, por los daños que pueda producir al todo o dentro del todo a cada una de las demás partes, por los actos que esa sociedad considera ilícitos, ilegales, injustos, perversos, criminales. 
Especialmente, por los actos que, siendo contrarios a la moral personal, son contrarios a la persona individual en su individualidad y en su sociabilidad. Particularmente, por los actos contrarios a sí misma, la sociedad, la familia, los padres, y desde sí misma, Dios.