Por Criminalística de campo, se entiende la investigación que se lleva a cabo en el
propio lugar de los hechos. El escenario del crimen como también se le denomina,
es una fuente invaluable de información. Por lo general el perito en Criminalística
de campo y el perito en fotografía forense son los que la realizan. Serán ellos los
que acudan de forma conjunta al lugar donde ocurrieron los hechos. A veces se da
el caso, de que tengan que ir a otro sitio relacionado con el mismo hecho.
Es recomendable que la autoridad que tiene a su cargo la investigación, en nuestro caso el agente del Ministerio público y la policía, bajo su mando, planteen al criminalista de campo todas las dudas que tengan sobre la forma en que fueron cometidos los hechos y sobre la identidad de su autor o autores.
Es necesaria una comunicación fluida entre la autoridad y el criminalista de campo, ya que permite la celeridad de la investigación y evita extraviarse en el curso de la misma. La labor del criminalista de campo se concreta a las cinco etapas siguientes: proteger y preservar el lugar de los hechos o el escenario del crimen; observar todo en forma completa y metódica y sin precipitaciones; fijar lo observado mediante la descripción escrita, clara, y precisa; el traslado a la planimetría, el dibujo forense y la fotografía forense, en caso de ser necesario, se recurrirá al moldeado; levantar, embalar y etiquetar los indicios; trasladar los indicios al laboratorio; se debe estar muy atento para preservar la “cadena de custodia”, la cual nunca deberá ser descuidada y por último la protección y preservación del lugar de los hechos es fundamental en toda investigación. De lo anterior, depende en gran parte, el éxito o fracaso de la misma.
Es recomendable que la autoridad que tiene a su cargo la investigación, en nuestro caso el agente del Ministerio público y la policía, bajo su mando, planteen al criminalista de campo todas las dudas que tengan sobre la forma en que fueron cometidos los hechos y sobre la identidad de su autor o autores.
Es necesaria una comunicación fluida entre la autoridad y el criminalista de campo, ya que permite la celeridad de la investigación y evita extraviarse en el curso de la misma. La labor del criminalista de campo se concreta a las cinco etapas siguientes: proteger y preservar el lugar de los hechos o el escenario del crimen; observar todo en forma completa y metódica y sin precipitaciones; fijar lo observado mediante la descripción escrita, clara, y precisa; el traslado a la planimetría, el dibujo forense y la fotografía forense, en caso de ser necesario, se recurrirá al moldeado; levantar, embalar y etiquetar los indicios; trasladar los indicios al laboratorio; se debe estar muy atento para preservar la “cadena de custodia”, la cual nunca deberá ser descuidada y por último la protección y preservación del lugar de los hechos es fundamental en toda investigación. De lo anterior, depende en gran parte, el éxito o fracaso de la misma.
Es de suma importancia evitar el acceso al sitio del suceso a curiosos y personas
ajenas al peritaje. También se debe prevenir que no se toque, cambie o altere
ningún objeto, si éste no ha sido previamente identificado y fijado.